domingo, 4 de marzo de 2007

DEL NAZISMO Y OTRAS COSAS



DEL NAZISMO Y OTRAS COSAS*

Erwin Robertson



QUE el nazismo tenga en Chile un futuro, es un aserto que sin duda sorprenderá a muchos lectores; más de alguno entre ellos, probablemente, ni siquiera se había enterado de que tuviese en nuestro país un presente o aun un pasado. Pero lo primero es lo que sostiene Pablo Ruíz-Tagle ("El futuro del nazismo chileno'', Artes y Letras, 16 de septiembre). Dada la explicable alarma del público, intentaremos en consecuencia por nuestra parte hacer un poco de claridad en lo que –creemos- sólo es una lamentable confusión.

Haciendo distinciones
Un observador prudente debería distinguir, para comenzar, entre una posición ideológica (el nazismo) y la admiración que en Chile, como en otras naciones, despertó la Alemania que desde fines del siglo XIX aparecía, pujante, a la cabeza de la cultura y del progreso material. No es casualidad que los profesores alemanes del Instituto Pedagógico y los instructores de igual nacionalidad en la Escuela Militar hayan llegado a nuestro país en la misma época. Tampoco sorprende que este filogermanismo cultural se haya desdoblado en filogermanismo político durante la II Guerra Mundial. Sin llegar a tanto, un respetable Presidente de la República, Juan Antonio Ríos, y su no menos respetable Canciller, Ernesto Barros Jarpa, defendieron todo lo posible la neutralidad chilena en ese conflicto; no por ser "agentes nazis", sino porque estimaron que al país convenía mantener los lazos tradicionales con Alemania. Me temo que en obras como las de Víctor Farías y María Soledad de la Cerda –con Ruíz-Tagle a la zaga- se descuide esta distinción.
Otra cosa es la repercusión de ideologías mundiales, entre las cuales la del nacional-socialismo y del fascismo se hizo sentir en Chile, como ya antes y en mayor grado, la del marxismo, del anarquismo y, por cierto, del liberalismo. Haciendo suya la lógica del racismo nazi, Ruíz-Tagle cuestiona que una ideología "aria" haya podido prender en un medio "sudaca". Mas no siempre las adaptaciones de una ideología mundial a realidades locales diversas han sido felices. Hegel consideraba que el liberalismo no podía arraigar bien en las naciones latinas y católicas; menos aún en las repúblicas sudamericanas, basadas –pensaba- en el solo poder militar. En cuanto a Marx, sin duda se hubiera sentido desconcertado de saber que los núcleos principales de sus seguidores iban a estar en dos naciones campesinas, muy alejadas en su momento del desarrollo industrial capitalista. Siendo así, se puede disculpar la cierta desmesura que puede haber habido en las adaptaciones latinoamericanas del fascismo y del nazismo.

¿Nazismo en Chile?
Algunas disquisiciones mías han provocado molestias estomacales a Ruíz-Tagle. Se refiere, creo (ya que cita, sin nombrarlo, parte de las conclusiones), a un viejo trabajo sobre "Las ideas nacional-socialistas en Chile, 1932-1938". En él se concluía que, pese al nombre (políticamente desafortunado, si se quiere), el Movimiento Nacional Socialista (nacista) que existió en nuestro país –y que fue ahogado en sangre en la "Torre del Seguro Obrero"- era independiente de su cuasi-homónimo alemán. En cierto sentido más afín ideológicamente al fascismo, en el nacismo chileno estaba conspicuamente ausente el tema del racismo; no que "su" racismo fuese "distinto del concepto «ario»", como afecta creer Ruíz-Tagle. Pues, entre otras singularidades del movimiento chileno, se encuentra el haber buscado su lugar entre las izquierdas y contribuído al triunfo del Frente Popular en 1938. Caso único sin duda para un movimiento pretendidamente "fascista".
Si el más serio movimiento "fascista" –ya que no "nazi"- en Chile terminó en 1938 y si sus supuestos o declarados actuales sucesores no tienen, reconocidamente, excesiva gravitación política; si, por otra parte, el Tercer Reich desapareció en 1945 y con él, obviamente, sus agentes; si, en fin, el antiguo filogermanismo ha sido reemplazado por un moderno filonorteamericanismo de bastante menor vuelo cultural pero más comprometedor políticamente; si es así, ¿qué futuro queda para el nazismo en Chile? Ah, nos dice Ruíz-Tagle, es que de lo que se trata es de las perversas enseñanzas de historiadores como Francisco Antonio Encina o Alberto Edwards; de la segregación urbana, del casco puntiagudo de la Escuela Militar, del engreimiento frente a países vecinos, de la pauperización de la clase media y del sistema electoral vigente. Pues, sí, todo esto es el caldo de cultivo del nazismo chileno y le augura, por tanto, larga vida.
Ruíz-Tagle bromea. Admitamos que se pueda llamar "nazismo" a aquello que nos disgusta. Admitamos aun que se pueda llamar así a lo que hay de disgustante en la sociedad chilena. Mas, ¿qué queda entonces de ese movimiento cuya grandeza interna, según Heidegger, consistía en el encuentro entre la técnica planetariamente determinada y el hombre moderno? ¿O que, según Nolte, constituía uno de los dos bandos –el otro era el bolchevismo- en la guerra civil europea y mundial de 1917 a 1945? Y si las más recientes manifestaciones de la Maldad sistemática –por muy fragmentarias, incompletas o "a la chilena" que se pretenda sean- no pasan del esnobismo urbano o del mecanismo electoral que contribuye a los equilibrios políticos vigentes desde 1990, ¿no nos encontramos, después de un título que se quiere estremecedor, con el tradicional parto de los montes?
Si Ruíz-Tagle quería contribuir a la crítica de la sociedad chilena, denunciando sus males, tenía mucho que decir. Elegir entre estos males a un presunto "nazismo" es hoy un recurso harto cómodo, tanto más cuanto esta denuncia no responde a ningún peligro real y quien la esgrime no se expone a ninguna represalia, ni siquiera a una réplica más o menos fuerte. Así lo reconoce implícitamente nuestro autor, cuando decide dejar de lado los interminables listados de nazis de Farías y de De la Cerda y quedarse con el testimonio de la señora Klein; la que, sin embargo –admite con algo de desasosiego- no advirtió ningún rastro de nazismo en Chile.
Podría Ruíz-Tagle desarrollar polémicamente algunos temas insinuados en su artículo; por ejemplo, los de la exclusión ideológica o de la pauperización de la clase media -como efecto de la globalización. ¿Y por qué no –mejor aún- polemizar sobre el conformismo que sume a los ciudadanos en la plácida contemplación del propio ombligo mientras su conciencia es mediáticamente determinada? Ése es un riesgo que vale la pena correr.§


* Este artículo fue publicado en El Mercurio de Santiago del 30 de septiembre de 2001, suplemento “Artes y Letras”, pág. E 15. El editor del suplemento puso los epígrafes “Ideología. Respuesta a un artículo” y “El director de la revista Ciudad de los Césares cuestiona algunos de los asertos de Pablo Ruíz-Tagle en torno al nazismo en Chile”. Los subtítulos son también del diario (N. del A.).

5 comentarios:

Julio Fernández Baraibar dijo...

Estimado señor:
Soy argentino. De formación marxista, soy, por así decir, un nacionalista latinoamericano. Sus dos artículos polémicos que publica en su blog son muy enriquecedores para una visión no oficial de la historia de su país. Los datos históricos del MSN -que no conocía- ilustran sobre la diversidad y especificidad de los fenómenos políticos en nuestros países, no reductibles a parámetros europeos.
Lo saludo muy atentamente y quedo a su disposición.
Julio Fernández Baraibar
fernandezbaraibar@yahoo.com.ar
fernandezbaraibar@gmail.com
Skype: julio.fernandez.baraibar
Visite mi blog: http://fernandezbaraibar.blogspot.com

jorge vargas dijo...

profesor robertson

primeramente le saludo, y felicitarle por su árticulo...

muy interesante...


mi nombre es Jorge Vargas, soy alumno de historia de la Universidad del Bio Bio,
y utilice su articulo del nacismo chileno para dar un tema en certamen de historia de chile, sobre los TNA... me fue bastante bien...

espero tener algun contacto con Ud y poder compartiralgunos ptos de vistas con respecto a la Histotia Antigua, ya que soy ayudante de ese ramo o bien historia de Chile...

un abrazo desde la distancia

jorge vargas

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Antonio dijo...

Estimado señor:
Le escribo aquí, por no saber dónde más, para agradecer sus lícidos analisis políticos en Ciudad de Los Césares, revista de la que soy asiduo lector. Acabo de leer el último núemero y me ha parecido brillante y escalerecedora su mirada.

lo saludo muy cordialmente.

Antonio Gil

pancha dijo...

Ese Ruiz Tagle es masón... en la U de Chile abundan...también en la Contraloría...(Silva Cimma, etc...)... un Estado dentro del Estado....pretender hacerle entender algo a esta gente es imposible...porque siguen directrices de ''arriba''....

Ah, y en dicha ocasión salió un académico PUC de Contemporánea (C. Gazmuri) metiendo a los nazis , a Alexis y a demás grupos nacionalistas en un mismo saco con la derecha... (Como si alguien se pudiera imaginar a alexis con don Miguel Serrano, o a Serrano con Melnick, juntos y abrazados, todos revueltos... )...bueno, según esta ''eminencia'' ello era así....

sin comentarios...