jueves, 12 de junio de 2008

Sobre las influencias del "corporativismo" y de Carl Schmitt en el gobierno militar

Cierta polémica, entre el libelo y la hagiografía, se había trabado en El Mercurio de Santiago a propósito de don Jaime Guzmán Errázuriz, inspirador -según se acusa- de ciertos aspectos del régimen militar 1973-1990, y fundador de la UDI. Era importante llevar el debate al terreno de las ideas, haciendo algunas precisiones sobre autores que se había traído a colación más como para incriminarlos por asociación que para medir su efectiva influencia en la política chilena. De aquí las cartas que siguen.

Santiago, 12 de junio de 2008


Señor

Cristián Zegers Aristía
Director de El Mercurio
Presente

Señor Director:

La discusión del momento sobre las influencias doctrinarias en Jaime Guzmán recuerda, en parte, los debates soterrados de comienzos del gobierno militar. En los años 60 fue muy leído en los medios de la derecha católica el libro Nostalgia de Vázquez de Mella, del P. Osvaldo Lira. Es probable que lo leyera Guzmán, aunque, según acusaban los católicos tradicionalistas, éste se apartó de las enseñanzas de su maestro, el autor del libro. Ahora bien, Vázquez de Mella fue un político, un periodista y un orador, pero no un gran pensador. Quienes escribieron sobre corporativismo en Chile, como el senador Guillermo Izquierdo Araya, jamás lo citaron. Esto para dimensionar el tema de las “influencias”.

Ha salido también al tapete Carl Schmitt. El jurista alemán era casi desconocido en las escuelas de Derecho antes de 1973. Desconozco si Guzmán lo leyó alguna vez. Autores importantes, entre nosotros, han intentado demostrar su influencia en la orientación del líder gremialista y del gobierno militar. Lo importante de precisar es lo siguiente: así como el corporativismo tiene poco que ver con el individualismo neoliberal (que, abusivamente, se llamó en Chile a veces “subsidiarismo”), así también un pensamiento que privilegia lo político y el momento de la “decisión” por sobre la “norma”, como el de Carl Schmitt, está en las antípodas de la despolitización, el “gremialismo” y el moralismo que favoreció en la política chilena Jaime Guzmán.


Saluda atentamente al Señor Director,


Erwin Robertson

*Publicada en El Mercurio de Santiago el 14 de junio de 2008.



Santiago, 16 de junio de 2008


Señor

Cristián Zegers Ariztía
Director de El Mercurio
Presente

Señor Director:

Acepto parcialmente las correcciones de Renato Cristi a mi carta del 14. Varios tratadistas chilenos de derecho constitucional sí mencionaban a Carl Schmitt en sus obras. La cuestión es si lo enseñaban en sus clases (antes de 1973). Por supuesto que Guillermo Izquierdo Araya lo citaba; pero siendo, como era, un teórico del corporativismo, no parece muy representativo del pensamiento jurídico chileno, que ha sido tradicionalmente de orientación liberal. En cuanto a Jaime Guzmán, ahora sé que había leído por lo menos la Teoría de la Constitución de Schmitt. Podemos preguntarnos qué tanto demuestra una lectura, pero esto es ya otra cosa.

Por lo que toca a Schmitt mismo, personalmente no soy un schmittiano, pero me da la impresión de que el tema de Legalidad y Legitimidad no es precisamente el de la despolitización, aunque diga al pasar que el “Estado totalitario” tiende a la “politización total de toda la existencia humana”. Por otra parte, en El concepto de lo Político polemiza contra las tendencias que niegan la politicidad del Estado, como el liberalismo, el socialismo y el humanitarismo. Con perdón de mi amable contradictor, creo que aquí topamos con cierta distancia respecto de las ideas del político criollo que ha dado motivo a este intercambio.


Saluda atentamente al Señor Director,



Erwin Robertson


*Publicada en El Mercurio el 18 de junio de 2008


Santiago, 19 de junio de 2008


Señor
Cristián Zegers Ariztía
Director de El Mercurio
Presente

Señor Director:

Jaime Guzmán pudo haber utilizado alguna noción o idea de Carl Schmitt para “legitimar el régimen de Pinochet”, como dice Renato Cristi. Bien, pero eso no implica una influencia profunda del jurista alemán en el político chileno; sobre todo si éste había consultado sólo una obra del primero (Cristi, carta del 16 de junio). Guzmán, el ingeniero de la máquina, y Pinochet el fogonero: bien, también; ¿qué tiene que ver Schmitt con eso? Un cientista político alemán, Günther Maschke, afirma que los dos mayores “decisionistas” en la política latinoamericana han sido Fidel Castro y Pinochet, pero naturalmente no quiere decir que ellos (ni sus asesores) hayan conocido la teoría schmittiana de la decisión.

En un artículo de 1931, publicado en la Revista de Occidente, Schmitt diagnostica para el siglo XX la marcha hacia el “Estado total”, por oposición al Estado “neutral” del XIX. Podemos acumular citas, pero creo que concordaremos en que, tomado en el conjunto de su obra, no era un pensador liberal. Por cierto que se oponía a la “politización” extrema de la sociedad, que implica considerar a un partido o a una clase enemigos a liquidar. “Despolitización”, en este contexto, significa que en la política interna de un Estado no hay “enemigos”, en el sentido fuerte schmittiano. Imagino que Renato Cristi estará de acuerdo también en que una cosa tal no deja de ser saludable.

Saluda atentamente al Señor Director,
Erwin Robertson
*No publicada